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Delegar y capacitar: buenas prácticas

Publicado el 8 de octubre de 2024
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Gestionar significa delegar. En principio, una cosa va de la mano de la otra. Pero, ¿es realmente tan sencillo delegar? En la práctica, ¿qué es delegar? ¿Y cómo ponerla en práctica en las mejores condiciones? Sandrine Bertrand, formadora de ORSYS y experta en comunicación, gestión y desarrollo personal, nos ofrece una visión general.

Ilustración: artículo sobre delegación y capacitación

La delegación, un acto de gestión esencial

Si es usted directivo, jefe de equipo o jefe de proyecto, la delegación debe formar parte de su ritmo de trabajo. Delegar significa confiar una tarea u objetivo a un miembro de tu equipo, con un nivel de autonomía adecuado a cada individuo.

Christophe, que participó en un reciente curso de formación, mencionó el hecho de que "Pero si das un paso atrás respecto a tus propios miedos, cada vez podrás gestionar mejor. Pero si das un paso atrás respecto a tus propios miedos, cada vez te resultará más fácil gestionar, y eso será muy positivo tanto para la persona en la que delegas como para ti mismo y para el equipo. Cada vez que un miembro del equipo adquiere autonomía, todo el equipo crece y se apoya. ¡Todo es positivo! concluye Cristóbal con una sonrisa.

¿Delegar es un estilo de gestión en sí mismo?

En la práctica, con el tiempo y la experiencia, un directivo necesita aplicar diferentes estilos de comunicación directiva:

  • Directa, para los recién contratados o las personas muy inseguras, por ejemplo. Se trata de orientarles y entrenarles bien.
  • Persuasivo para tranquilizar a la persona y ayudarla a ser un poco más independiente.
  • Participativo para implicar al empleado en un mínimo de responsabilidades.
  • Delegativo: el estilo más realizado, pero con un seguimiento mínimo. De hecho, delegar nunca significa "dejar hacer", como gestor, sigue siendo responsable del resultado final.

"Cuidado con caer en la trampa del experto, dice Adrien. Un día se unió a mi equipo un experto técnico, casi 20 años mayor que yo, que acababa de llegar a la dirección. No fui yo quien lo contrató. Pensé que, dada su experiencia y su edad, podía dejarle gestionar las cosas con total independencia. Así que no comprobé desde el principio si entendía lo que le pedía que hiciera. Tampoco hice un seguimiento, pensando que así demostraría mi confianza en él. Un error de principiante. Tomó el camino equivocado, trabajando como lo hacía en su anterior empleo en otra empresa. Me di cuenta demasiado tarde. Mirando atrás, creo que sufrí un poco de "complejo de impostor". Me impresionó su experiencia y su edad. No volveré a cometer ese error.

Ventajas y puntos de atención

Delegar tiene muchas ventajas.

"Empecé con mucha cautela, dice Caroline. Le pedí a mi colega que se pusiera en contacto directo con algunos clientes importantes. Enseguida me di cuenta de lo mucho que esto podía aportar. En primer lugar, mi colega estaba muy contenta de que le asignaran una nueva función, a pesar de sus temores iniciales. Poco a poco, se convirtió en el "punto de contacto" para ciertos clientes clave, no sólo para el seguimiento, sino también para proponer soluciones. Por mi parte, delegar me ha permitido gestionar mejor mi propia carga mental. Hoy puedo contar con alguien que me apoye, porque delegar ha fomentado la polivalencia activa.

No obstante, hay que tener en cuenta algunos puntos concretos.

En primer lugar, puedes equivocarte de persona. En otras palabras, puedes infravalorar o sobrevalorar a alguien. En segundo lugar, algunos empleados pueden resistirse totalmente, o incluso entrar en pánico, cuando quieres darles nuevas tareas o responsabilidades.

Delegar también puede resultar difícil cuando uno siente que está "perdiendo el control".

Por último, confiar en los demás puede ser a veces un verdadero obstáculo.

Hervé, un especialista operativo con muchas cualidades humanas, recibió la propuesta de convertirse en director de un pequeño equipo que se iba a crear. El proyecto: desarrollar y gestionar un software jurídico con este equipo. " Estaba encantado y acepté el trabajo con gran entusiasmo. Pero una vez creado el equipo, sentí pánico. Tenía miedo de que me superaran, de que mis compañeros llegaran a ser mejores que yo y acabaran robándome el puesto. Y sin embargo, al principio, estas ideas no se me habían ocurrido en absoluto... ¡hasta que la realidad del trabajo acabó por hacerlo! El apoyo personalizado que recibí me ayudó a comprender mis reacciones. En unos meses, conseguí superar poco a poco mis miedos. Esto me permitió delegar en mejores condiciones aceptando transmitir mis conocimientos. Formé a todos los miembros de mi equipo. Por fin cada uno pudo ocupar su lugar. Liberado de muchas tareas técnicas, reorienté mi gestión hacia el aspecto "humano". ".

¿Cuál es la mejor manera de delegar?

En definitiva, la delegación es una poderosa palanca de crecimiento empresarial. En primer lugar, porque libera tiempo de los directivos para determinadas tareas estratégicas. En segundo lugar, porque los empleados ganan en competencias y autonomía. Como resultado, la empresa se vuelve más ágil y reactiva. Theodore D. Roosevelt, 26º Presidente de Estados Unidos, dijo: "El mejor líder es el que tiene el sentido común de elegir a buenos hombres para que hagan lo que él quiere hacer, y el suficiente control para no interferir mientras lo hacen".. Así que atrévase a confiar, atrévase a delegar y ¡transforme su organización!

Nuestro experto

Sandrine BERTRAND

Comunicación, gestión, desarrollo personal

De formación literaria, empezó en la prensa, antes de dedicarse a la gestión de proyectos [...].

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