Dentro de la empresa, el estrés de un empleado no sólo puede repercutir en su vida profesional diaria sino también perturbar el trabajo de todo un equipo. ¿Qué medios de acción tiene el directivo para ayudar a sus equipos a superar el estrés? ¿Cómo reaccionar cuando es el jefe el que está estresado? Sandrine Bertrand, formadora en comunicación, gestión y desarrollo personal, nos da sus consejos para superar el estrés.

El estrés, la reacción normal del cuerpo ante una situación percibida como peligrosa, es originalmente una forma de energía. El desafío consiste, por tanto, en utilizar positivamente esta fuerza en todas las situaciones que pueden desencadenar estrés: lo inesperado, la novedad, el ego amenazado o la pérdida de control.
En el contexto actual, está claro que todos están siendo puestos a prueba. De hecho, la COVID-19 por sí sola reúne casi todos estos factores desencadenantes. Entonces, ¿cuál es la mejor manera de apoyar a un empleado que se siente abrumado por los acontecimientos?
¿Es el empleado consciente de su propio estrés?
Primer paso: comprender. ¿Cómo percibe el empleado su propio estrés? Puede que sea consciente de ello o, más probablemente, que no se dé cuenta. La primera actitud ante el propio estrés suele ser la negación. Además, la aparición del estrés puede ser lenta y más o menos evidente. A veces resulta complicado identificar con precisión las repercusiones que el estrés de un compañero puede tener en todo un equipo. Esto puede resultar aún más difícil y complicado en situaciones recientes y, a menudo, nuevas, como el teletrabajo o la creación de una oficina flexible. Tantas convulsiones que para algunos son simplemente preocupantes y muy ansiosas para otros. Por no hablar de esta sensación generalizada de dificultad para respirar ante las limitaciones impuestas por la pandemia.
Signos de estrés
Sin embargo, ciertos signos son inequívocos, como la negatividad, los frecuentes dolores de cabeza y de espalda, diversas tensiones físicas o incluso comportamientos perentorios y/o agresivos. Un equipo receptivo al estrés de un colega observará un mal humor generalizado, más dificultad para concentrarse, menos entusiasmo por las tareas a realizar o incluso irritabilidad. La cohesión del equipo se debilitará, dejando más espacio para las divisiones, pero también para el estrés de los empleados.
Por tanto, es importante comprender este estrés para contenerlo al máximo y mantener un buen espíritu de equipo, beneficioso para el trabajo y el bienestar de todos.
¿Qué estrategia?
Ya sea usted el jefe del empleado estresado o simplemente su colega, la prioridad es protegerse. Ciertas actitudes directivas pueden producir efectos beneficiosos a la hora de reducir el impacto del estrés en el equipo.
Pon las cosas en perspectiva y sé positivo.
En términos generales, para desactivar, puedes:
- sed positivos, buscad siempre la más mínima pista constructiva que pueda ayudarnos a avanzar juntos en la dirección correcta;
- trabajar tu creatividad, para poder proponer otras opciones, otras ideas para afrontar mejor la situación;
- gestiona tus emociones, respira profundamente y da un paso atrás, para evitar reaccionar por enfado;
- reír, burlarse de determinados aspectos siendo amable con las sensibilidades;
- potencia tu mente poniendo las cosas en perspectiva, protegiendo así tu estado de ánimo y tu alegría de vivir;
- dejarse llevar, aceptar no tener la última palabra.
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Comunicar
Otro ámbito de trabajo tiene que ver con las relaciones humanas. Debemos expresar claramente cuál es el problema. La comunicación sigue siendo la mejor manera de centrar los esfuerzos en la comprensión más que en el juicio. La idea es abrir el diálogo, mostrar empatía, preguntar cómo podemos ayudar, ser asertivos al expresar las dificultades que genera el estrés en casa.
La Comunicación No Violenta (CNV) satisface estas necesidades. Allí encontramos el concepto de escucha activa que promueve diálogos pacíficos y constructivos. De hecho, la necesidad de seguridad psicológica en el contexto profesional pasa esencialmente por sentirse escuchado y apoyado por su superior, así como por el equipo.
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Por parte del gerente, la amabilidad es fundamental. Sin perder de vista los objetivos y la productividad, debe gestionar a través del individuo, más que del equipo, preocupándose por todos. Es decir, adapta tu estilo de gestión a las necesidades y personalidad de cada empleado. Al expresar su gratitud, promoverá la confianza en sí mismos de sus colegas.
Acompañar con precisión
El directivo dispone de varias palancas de acción para permitir a su equipo “descargar” el estrés acumulado.
Para todo el equipo deberá:
- tratar a los empleados de manera justa;
- establecer programas de salud y bienestar ocupacional;
- tomarse el estrés en serio;
- pensar en una organización del trabajo que permita a todos alcanzar sus objetivos.
Respecto al empleado estresado será necesario:
- esté alerta a los signos de estrés;
- establecer momentos de equipo para fortalecer la cohesión;
- aclarar las expectativas relacionadas con el trabajo.
Piensa en entrenar
El gerente y los miembros del equipo también pueden solicitar la implementación de talleres de manejo del estrés. O incluso optar por una formación en gestión del estrés. Este tipo de taller o formación te permite descubrir muchas herramientas prácticas y aprender a utilizarlas de forma independiente. Éste es el caso, por ejemplo, de la formación Gestionar el estrés.
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El directivo estresado, un estresor para su equipo
Hay un escenario particular pero no despreciable: el directivo estresado. Al transmitir su estrés a su equipo, puede provocar una caída en el rendimiento.
¿Falta de reconocimiento?
Invito a los colaboradores a buscar comprenderlo, en lugar de juzgarlo. El gerente es responsable, responde a las órdenes y cumple objetivos. La mayoría de las veces, a través de su equipo. A un directivo estresado probablemente también le falte reconocimiento. De su propia jerarquía, pero quizás también de su equipo. Sin embargo, el reconocimiento es uno de los impulsores de la confianza en uno mismo, incluso para los líderes y directivos.
Asertividad
Cuando es el directivo el que está estresado, el equipo debe posicionarse de forma asertiva para explicarle las dificultades que se derivan de esta situación.
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Expresar malestar les permite comprender que está obstaculizando el buen funcionamiento del equipo y su desempeño general. A menudo, razonando en términos de objetivos, el directivo debería acoger con satisfacción este tipo de enfoque centrado en la comunicación. Y tal vez encontrar una manera de transformar la presión en una palanca de eficiencia, es decir, en estrés “bueno”.
En última instancia, cuando nos enfrentamos al estrés de un colega o superior, es importante escuchar la posible angustia y mostrar apoyo. Cualquiera que sea la posición jerárquica, la benevolencia y el reconocimiento profesional son aspectos esenciales de la relación laboral. Cada empleado tiene una herramienta valiosa: comunicar las dificultades que causa.